lunes, 30 de noviembre de 2009

Abril rojo-Santiago Roncagliolo


Al pasar la última página de ABRIL ROJO, al quedarme con el regusto amargo y placentero que dejan las últimas palabras de la novela, me asaltaron las dudas sobre qué escribir aquí. ¿Era un thriller como anuncia el autor en la cubierta? ¿O una novela que utiliza una excusa argumental para desnudar la violenta realidad peruana? La respuesta, me temo, es que es un poco de las dos.

La trama criminal engancha y aunque se vuelve algo previsible, su ambientación y mensaje a caballo entre la violencia de la lucha terrorista de Sendero Luminoso y la corrupción de Fujimori lo hace, sin duda, aceptable. Además, su protagonista, lejos de los estereotipos, es un fiscal excéntrico, apegado a las normas, buenazo que, adentrado en el terror que le rodea, evoluciona de forma acorde. El lector le coge simpatía, le repelen su extraños comportamientos, le exaspera su ingenuidad. Incluso llega a temerle. Todo ello, a lo largo de las 300 páginas. Personajes así no son fáciles de encontrar.

El autor ha conseguido que su libro enganche y se lea rápido pero sin olvidar en ningún momento lo sublime del lenguaje, lo valioso del valor literario.

Tras los crímenes y la consiguiente investigación Roncagliolo propone al lector un viaje hacia lo más oscuro, hacia lo más podrido del alma humana que reluce con los tiempos violentos, ambiguos y amorales que, por desgracia, Latinoamérica sufre continuamente. Un periplo que no admite finales felices, que no promete demasiada esperanza.

Publicado por: Wendy Castillo

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